Logo ETC

Este aviso se cerrará en segundos

04/10/2018

El mayor enemigo de los Warren no eran los demonios

Les causaron más de un dolor de cabeza.

+ en etc

Gracias a la exitosa franquicia El conjuroEd y Lorraine Warren, interpretados por Patrick Wilson y Vera Farmiga en las películas, se han convertido en dos de los investigadores paranormales más célebres y conocidos.

Ed Warren, un expolicía devenido en demonólogo autoproclamado y autodidacta, y su esposa Lorraine Warren, que aseguraba ser clarividente y médium, trabajaron juntos en algunos de los casos más prominentes de presuntas posesiones demoníacas y presencias fantasmales, desde los años 50 y hasta entrada la década del 90.

Los Warren se esforzaron por darle a su trabajo un aura de seriedad y respetabilidad en medio del científicamente despreciado terreno de lo paranormal.

En 1952 fundaron la Sociedad para la Investigación Psíquica de Nueva Inglaterra, y se jactaban de incluir en sus investigaciones un equipo formado por médicos, investigadores profesionales, oficiales de policía, enfermeras, estudiantes universitarios y miembros del clero.

Sin embargo, como era de esperarse, su trabajo no estuvo libre de críticas ni de acusaciones de falsedad y charlatanería.

Investigadores paranormales vs. escépticos

 

 

 

 

En 1996 se creó la Sociedad de Escépticos de Nueva Inglaterra, una organización que pretendía promover la ciencia y la razón y por tanto archienemiga natural de la organización antiguamente formada por los Warren en ese mismo estado.

Sus fundadores, Steve Novella y Perry DeAngelis, se convirtieron lógicamente en los principales detractores del trabajo de los Warren.

Según el escéptico, debido a esta especie de intimidación que ejercían sobre ellos los investigadores paranormales tan famosos, se prepararon sobradamente para investigar a los Warren y para que sus argumentos o explicaciones no los fueran a tomar por sorpresa.

 

 

Critica The Conjuring de James Wan 8COURTESY OF WARNER BROS. PICTURES

 

«La verdad es que los sobreestimamos por completo. Se presentaban como estos investigadores muy serios que realmente sabían lo que están haciendo, y cuando nos reunimos con ellos fue “Oh, dios mío. ¡No tienen idea de nada!” Ed Warren no sabía ni lo más básico sobre lo que es relevante para una investigación paranormal o un fenómeno de fantasmas».

Después de reunirse con los Warren, la Sociedad de Escépticos les pidió acompañarlos durante una de sus investigaciones, y los Warren les dijeron que sí, pero después utilizaron diferentes excusas para evitar que estuvieran presentes.

De todos modos, los escépticos si pudieron visitar el sótano de los Warren, en el que resguardaban toda clase de objetos presuntamente poseídos, aunque les advirtieron no tocar la muñeca que había allí porque podían resultar ellos también poseídos. La muñeca, obviamente, no era otra que Annabelle.

 

 

annabelle en the conjuringWARNER BROS.

 

Finalmente, la Sociedad de Escépticos de Nueva Inglaterra escribió sus conclusiones sobre el trabajo de los Warren:

«Los que en realidad están cazando no son demonios ni fantasmas, son anomalías. Cualquier cosa que sea apenas extraña. En el mundo de lo paranormal, una anomalía es un fantasma. El método científico no entra en la ecuación.

Con lo que nos encontramos al investigar el trabajo de los Warren, fue con una pareja bastante agradable y otras personas genuinamente sinceras que creían haber visto un fantasma, pero con absolutamente ninguna evidencia convincente de sus afirmaciones.

En el mejor de los casos, se trata de un par de insignificantes narradores de historias de fantasmas. En el peor de los casos, peligrosos farsantes»

Aclararon después que no creían que los Warren fueran intencionalmente a engañar o dañar a nadie, pero que sus afirmaciones servían para reforzar ilusiones y confundir a la gente sobre la metodología científica legítima.

Cómo probar en la justicia que existen los fantasmas

 

 

 

 

Otro notorio grupo detractor de los Warren que asegura que sus historias son todas patrañas surgió de manera imprevista recientemente y motivada por un litigio en el que se vio involucrado Warner Bros. tras el estreno de The Conjuring.

El autor Gerald Brittle escribió en los 80 un par de libros sobre los Warren, uno general con la historia de la pareja y su trabajo, y otro centrado en uno de sus casos más controvertidos (el de Arne Cheyenne Jackson, quien mató a su arrendador, caso también conocido como el de «el diablo me obligó a hacerlo»).

Según Brittle, Warner Bros. debería haberle comprado los derechos de su libro The Demonologist: The Extraordinary Career of Ed and Lorraine Warren, publicado en 1980, en el que muy probablemente se había inspirado el guion de El conjuro (el director James Wan elogió públicamente el libro en Twitter antes de que El conjuro comenzara a producirse).

Brittle exigió una compensación de 900 millones de dólares a Warner Bros. por infringir sus derechos de autor.

El caso en la justicia debe haber sido fascinante: los abogados de Warner Bros. se defendieron diciendo que la película no estaba basada en el libro de Brittle sino que, como bien anunciaban todos sus adelantos y aclaraba al inicio, estaba basada en hechos reales.

Y nadie tiene los derechos de exclusividad de la realidad.

 

 

 

Fue entonces que el equipo legal del autor Gerald Brittle sacó un as bajo la manga: si está basada en hechos reales, tienen que probar que la historia del caso de la granja Perron que muestra El conjuro sucedió tal como lo muestra la película.

En otras palabras, Warner Bros. tenía que demostrar que habían existido realmente los fantasmas y las posesiones que se ven en el film.

La película muestra que una bruja se ahorcó en la casa, muestra también un culto satánico y habla de sacrificios infantiles, pero según los demandantes, no hay ningún sustento histórico de nada de esto, por lo que no cabe otra explicación que la película se haya inspirado en el libro, que sí tenía todos esos elementos.

Fuente: VIX

Cargando...

cargando