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30/10/2019

Detrás de los monstruos: una perspectiva desmitificadora de su maldad

Revisaremos algunos clásicos que han demostrado que no todo lo que tiene colmillos es malo

Por Cristóbal "Rakun" Matteucci

Con Halloween florece un ambiente interesante, la gente se disfraza, se realizan fiestas temáticas y a pesar de que en ésta parte del mundo no hay ningún mito o tradición que nos traiga eso al colectivo social, es definitivamente un hecho de que se celebra. Si bien no son tiempos de “fiestas” en Chile, vamos a reflexionar en torno a personajes que alguna vez fueron demonizados y en realidad, en el fondo de su  etéreo corazón tenían bondad, amor y un secreto entre manos.

Primero, una pequeña clase de historia que nunca está de más, los primeros “demonios” de la historia provenían de Sumeria, seguramente recordarás a Pazuzu de películas de exorcismos o cruzadas medievales donde se hablaba de un demonio antiguo. Si bien se reconocían como “demonios” eran entidades que no siempre hacían el mal, por ejemplo se utilizaba como amuleto en los pueblos de Mesopotamia, ya que él tenía la potestad de regresar al inframundo a esos demonios que “se pasaban”, pero a la vez el pueblo le tenía cierto respeto, pues el flaco (como toda deidad o criatura mítica) era un tanto temperamental.


¿A qué quiero llegar con esto? La cultura pop nos presentó a Pazuzu principalmente en El Exorcista, donde era visto como el mismísimo demonio, incluso tratado como satanás, pero Pazuzu como acabamos de mencionar, Pazuzu igual era capaz de proteger a la gente. No podemos decir que era uno de los “buenos muchachos”, pero al menos podría ser un “antihéroe”, quizás un Hellboy, una suerte de Deadpool desértico quizás.

Ahora, vamos a lo que nos convoca. Nos enseñaron en libros, películas y en cuentos que los monstruos son terribles, que los vampiros solamente son malignos, que no hay bondad entre el “bajo mundo”. Pero en lo “horrible” hay una belleza impresionante, Tim Burton a lo largo de su obra nos ha traído personajes como Jack Skellington, Vincent, Frankenweenie y similares. Sin duda alguna lo que Burton nos presentó fue un universo donde los monstruos tenían cierta bondad.



Jack Skellington, Rey de Halloween hace 26 años nos trajo una gran prueba de aquello, en un pueblo festivo donde se trabajaba todo el año para Halloween básicamente, donde los monstruos consideraban todo con una suerte de atrocidad inmensa, Jack conoció de que trataba la Navidad y si bien interpretó un poco mal las cosas, eso se debía al paradigma en el que se encontraba, en palabras más simples que las de Thomas Kuhn, esto va a significar que por el entorno en el que se desenvuelve Jack, con su comunidad, era lo que podríamos esperar de su punto de vista, de cierta forma, es algo inocente.

Finalmente, Jack debe hacer más que solamente robarse la navidad, pues tenemos a Oogie Boogie, el antagonista que planea acabar con un par de vidas de camino y cuyo interés personal terminó por mermar la causa que tenía Jack. Si bien esto nos enseñó que no todos los personajes de la película serán “monstruos buenos”, si nos aclaró que a pesar de los atroz de su origen, son capaces de unirse por una causa que escapa al entendimiento colectivo de lo que sería un personaje “temible”.



Otro ejemplo de esto lo trajo la serie animada de Pokémon, donde pudimos ver que en la primera temporada nos presentaban a las criaturas de tipo fantasma de una forma un tanto interesante. La cultura, Scooby-Doo y otras series nos mostraron a los fantasmas como algo a lo que temer, incluso en Pokémon los protagonistas tenían ciertos resguardos. Ash necesitaba la medalla de la ciudad Saffron, donde Sabrina tiene su gimnasio de tipo psíquico, de cierta forma no fue capaz de derrotar a la líder, su Abra evolucionó y se vió obligado a salvar a Pikachu de un destino complicado.

Posterior a eso, en el episodio “La torre del terror” vimos como nuestros protagonistas viajaron a una torre donde se suponía podían encontrar pokémon de tipo fantasma, los fuertes contra un tipo psíquico, pero el miedo era mayor, tanto que Misty se armó con un crucifijo para protegerse, con el que enfrentó a un Gastly.



Desde ese momento en el icónico Pueblo Lavanda descubrimos una verdad impresionante, todos esos Pokémon fantasma no eran más que criaturas que disfrutaban de una sala de juegos colorida, con un carrusel, veían televisión, disfrutaban de la comedia, reírse de lo que hacían y eran bastante más agradables de lo que imaginaban. Ash reflexionó bastante con ello y a modo personal me terminó de enseñar que las cosas no siempre eran lo que parecían, que había cierta belleza en esos personajes “horripilantes”, simplemente eran incomprendidos, como Frankstein por ejemplo, la sociedad ha tratado de monstruos a lo que no puede entender, más que solo algo que escapa a su entendimiento.

¿Qué te parece? ¿También le quieres dar una oportunidad a lo que nos parece incomprendido?



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