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19/10/2017

"MADE IN ABYSS": Un viaje sin retorno hacia el abismo

Por Paula Arenas Mujica.

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La adaptación concluyó con un total de 13 episodios y encantó a los fanáticos como una de las mejores series de la temporada de invierno 2017.

Hace unos 1900 años un enorme pozo fue descubierto en una remota isla en el mar meridional de Beoluska. Con un diámetro de alrededor de mil metros y una profundidad que es desconocida hasta la fecha, la misteriosa formación hipnotizó a la gente. Criaturas desconocidas y valiosas reliquias invitaron a los aventureros que buscaban riquezas, o que llegaron con el objetivo de descubrir los misterios ocultos en el único vacío inexplorado del mundo. El lugar fue denominado por ellos como el abismo, y es aquí donde comienza Made in Abyss

Bajo la dirección de Masayuki Kojima, la serie comienza con el primer encuentro entre sus protagonistas: Riko, una niña huérfana que sueña con convertirse en un reconocida Cave Rider -exploradora de cuevas- y Reg, un robot con apariencia de niño que vino sin recuerdos desde las profundidades del abismo. Serán ellos quienes emprenderán la aventura hacia el interior del gran pozo, para descubrir el misterio de sus orígenes.

 

  

Con sólo este primer episodio la serie de estudio Kinema Citrus logró captar la atención del público y transformarse en uno de los estrenos más aplaudidos de la temporada. Aún cuando la historia original del manga de Akihito Tsukushi fue catalogada por algunos como un relato infantil y superficial, con el tiempo fue revelando nuevos detalles que no sólo añadieron profundidad y misterio, sino que además generaron el interés necesario para seguir su emisión semana a semana.

 

Uno de ellos fue sin duda la llamada “maldición del abismo”, un fenómeno que permite descender sin grandes dificultades hacia el interior del pozo, pero que genera severas consecuencias en la subida y que empeora a medida que los exploradores alcancen más kilómetros adentro. En cuanto a los protagonistas, Riko y Reg, su objetivo es el de llegar a la capa más profunda, asumiendo que su travesía se tratará de una aventura sin retorno. Entonces, ¿por qué querríamos saltar al vacío? La respuesta es simple:

 

Made in Abyss nos transporta hacia un lugar habitual en el ser humano: la propia curiosidad y el anhelo por descubrir y entender todo lo que lo rodea. En base a este principio es que se justifica el trabajo de los Cave Riders, quienes arriesgan su vida al interior del abismo en busca de nuevas respuestas por conocer. Así mismos lo explican dentro de la serie.

 

“La añoranza se apodera de las personas con más fuerza que el veneno y más profundo que una enfermedad. Una vez que se apodera de ti no hay absolutamente ningún escape. Esa es una maldición, y sin embargo los aventureros de todo buen grado se dedican a perseguirla. Para ellos una vida sin anhelos es más aterradora que la muerte misma”. - Lyza.

 

Y el mejor ejemplo de este principio es justamente Riko, quien pese a enfrentar a la muerte en distintas ocasiones nunca desiste de su objetivo de alcanzar la última capa y encontrar a su madre, mientras se maravilla con cada nuevo hallazgo en el camino. El resplandor en los ojos de Riko, con cada paso que da hacia las profundidades, es el mejor ejemplo de la sensación general que provoca Made in Abyss, e impulsa ese deseo en los espectadores de seguir avanzando junto a ella.

 

Por otra parte, además de la historia y sus protagonistas, la serie cuenta con una producción que hizo relucir el trabajo de animación del estudio Kinema Citrus: una dirección de arte que destaca con su elección de colores, sus paisajes dentro y fuera del abismo, la forma en que la luz del sol toca los bordes de la ciudad, o cómo cada criatura primitiva se mueve naturalmente dentro de la pantalla. El diseño de personajes, a cargo de Kazuchika Kise, logró dar vida a las imágenes del manga con un estilo que podríamos resumir como “bonitos y gorditos”, y que si bien aumenta, en primera instancia, la idea infantil del animé también encaja perfectamente con la sensación mágica que surge en cada cuadro.

 

Y si de magia se trata, la banda sonora original de la serie, compuesta por el músico australiano Kevin Penkin, es el detalle que termina de enmarcar la serie con esta tónica mística que acompaña a toda la aventura, y que en su medida justa explota las emociones generadas por la propia historia. 

 

Made in Abyss es sencillamente una belleza de principio a fin: con los misterios del abismo descubiertos con la ternura e inocencia de sus protagonistas. Cargado con los valores del compañerismo, la amistad, y la superación personal, a través de un relato que tiene tanto de fascinante como de desgarrador. Y es, finalmente, una invitación a saltar hacia lo desconocido mientras seguimos disfrutando de las maravillas del animé. 

 

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